Saludos para usted y para todos los demás que están en esa búsqueda en ese amor en Cristo Jesús. Primero, le anuncio que antes de sentir ese verdadero amor hacia nuestro Señor es necesario conocer su verdadera doctrina para así estar seguros a quién en realidad se le está sirviendo y amando. Agradezco su invitación y me gustaría reunirme con ustedes y hacerles una visita de cortesía pero se me es imposible por el momento. También estoy informándole que mi espíritu ya fue bautizado por el Espíritu Santo hace aproximadamente 26 años en el plano cósmico que es el lugar para recibir el verdadero bautismo. Desde ahí en adelante he sido discípula del *Señor de las Alturas* y que es mi único maestro. (San Mateo 23 versículo 8) A él le he entregado mi espíritu y mi alma desde que recibí su llamado celestialmente. Al Señor de los cielos le debo todo por haberme sacado del desconocimiento. Fue un proceso y pasaron muchos años para comprender y conocer su llamado para su servicio. Me gustaría que estudiaran muy detalladamente mis predicaciones. Los mensajes los recibo en el espíritu a través del Espíritu de la sabiduría en el cosmos. Si buscan detalladamente en la biblia encontrarán esa promesa de nuestro amado y único maestro, nuestro Señor Jesucristo.
Al recibir el Espíritu de la sabiduría es para que los habitantes de este planeta Tierra se preparen espiritualmente y todos busquen la comunicación con el Altísimo directamente e individualmente. La *verdad* sobre los conocimientos celestiales solamente llegan del cosmos y no de la interpretación del hombre. Por eso el Señor pide la limpieza del alma para la sanación del espíritu. Solamente se puede tener esa sanación en el alma con la perfección en el espíritu. El Señor quiere que todos dejen de ser buenos y que comiencen a buscar la perfección, y esa es la primera petición que les hace. En mis predicaciones se encuentra el método para conseguirlo. Ese es el propósito de estas enseñanzas. Escudriñen hermanos míos y encontrarán esa vida eterna de la que nos sigue hablando nuestro único maestro, Jesucristo.
Si en algún momento en algo pueda servirle en el campo de la sabiduría del Altísimo sería para mí de mucho regocijo y con mucho cariño los ayudo. Les amo en el espíritu.
Cariñosamente,
teresa
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Estimado hermano Steven Morocho
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