miércoles, 24 de julio de 2013

Conciencia Cósmica. También, ¿quiénes son los hijos de la Luz del mundo?

Estas enseñanzas están para aprender a entender mejor la verdadera vida, la vida eterna que todos llevamos, la vida del espíritu.  La mayoría de la humanidad se ha olvidado por qué están aquí y para qué están aquí. 

Los seres divinos llegan para dar Luz a la verdad, pero no para hacer otra religión.  Los seres divinos no llegan para santificar al hombre de Dios, sino para santificar al espíritu del hombre de Dios. 

¿Cómo va a suceder la comunicación entre el Espíritu Santo y sus discípulos?  Sucederá a través de la conciencia, cósmicamente.  Ya no habrán predicadores de ningún tipo, solamente nuestro Señor Jesucristo.  Tampoco habrá necesidad de cajas de cementos como iglesias.  Solamente habrá un campo en el universo abierto e inmenso para el crecimiento del espíritu.  Todos alabaremos a nuestro Señor de las Alturas en una sola forma.  El CREDO tendrá su fin.

¿Quiénes son los hijos de la Luz del mundo?

Somos seres encarnados en el planeta que tenemos en nuestro ser interno, o sea, en el alma, en el espíritu, la radiación con la Luz magnética.  Esa Luz magnética tiene el poder de trasmutar las almas hacia donde les permita a los seres desarrollar sus almas su estado moral.  Aún en los seres encarnados cuando están fuera de sus cuerpos y digan presente, los ayudamos para el ese desarrollo, y así puedan despertar hacia un mejor estado espiritual.  Ese es un servicio que damos los hijos de la Luz del mundo cuando estamos fuera del cuerpo físico .  Es un error pensar que cuando el espíritu deja su materia, pues piensan que el espíritu va a descansar.  En otras palabras,  la humanidad suele decir, "que descanse en paz".  El espíritu una vez que entra a su mundo invisible no necesita descanso alguno, al contrario, si no ha logrado despertar de esas tinieblas internas, entonces tiene que dedicarse a aprender en los colegios espirituales para poder continuar su trayecto hacia la ''Luz''.

Los amo a todos con el alma.  Que el Señor os bendiga,
teresa.                                                    teremyr@gmail.com








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