sábado, 21 de agosto de 2010

Continuemos inquietando a los seres terrenales para su crecimiento espiritual.

¿No se dan cuenta de las cosas que están pasando en el mundo? Para un efecto tiene que surgir una causa. Sin causa no puede haber efecto. Quiero decir, no solamente el planeta Tierra se está deteriorando, sino que hay una causa para ello. Hay un aviso para que sus habitantes se corrijan para la sanación del alma. Los habitantes de este planeta, sus conciencias están tan oscura que no comprenden el llamado celestial que el Señor Dios de las Alturas está haciéndoles.

Si siguen buscando al Dios de las Alturas materialmente sería imposible que nuestro interior. que es el espíritu, evolucione. La humanidad quiere recibir al Espíritu Santo a través de lo que dice el hombre. Yo pregunto, ¿puede el ser humano comunicar con el Espíritu Santo en la materia, o sea, humanamente? ¿No es el pensamiento del hombre impuro ante Dios, el Altísimo? ¿Cómo puede decir el ser humano que puede comunicar con el Dios de las Alturas siendo imperfecto? ¿Acaso es la imperfección una virtud? Los seres terrenales no pueden comunicar con el Espíritu Santo humanamente, o sea, con el pensamiento, sino con la conciencia que es la parte interna del espíritu. La conciencia es la que dirige el pensamiento para que el espíritu se exprese, entonces el espíritu se manifiesta según está la conciencia. Si la conciencia en ese ser no ha sido preparada en el espacio cósmico, entonces no puede manifestar las cosas de Dios, el de las Alturas. Escrito está en ese libro que la humanidad llama libro sagrado donde dice que Jesucristo es el que conoce sus cosas. Vuelvo y pregunto, ¿cómo quiere el hombre dar a conocer las cosas de Dios si aún no puede reconocerse asimismo?

Yo no digo que creo en Dios, sino que estoy en Dios, y por eso no me identifico con ningún nombre, por ejemplo, ser cristiano o católico, o con ninguna otra secta. No tengo templos en la tierra. Para amar, alabar y servirle al Todopoderoso no tengo que identificar mi comunicación con el Señor Dios de las Alturas con nombre alguno. Estoy donde tengo ojos para ver y oídos para oír. Desde muy joven siempre tenía la inquietud, decía que tenía que ver para creer. Ahora he llegado a conocer esa verdad porque lo estoy viviendo. !Oh Señor, como te amo en el silencio de mi espíritu!

Que sean todos bendecidos en esa Luz donde se guarda los tesoros del espíritu.

Amén.


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