miércoles, 22 de septiembre de 2010

Continuando mis inquietudes

Quiero que graben en sus mentes que en la única forma de recibir el Espíritu Santo es a través de la conciencia, porque la conciencia es la que puede recibir del cosmos. Pero, el espíritu tiene que decir presente para que la conciencia se prepare allá en el cosmos. Es un proceso desconocido, o sea, que no es común y corriente para los habitantes de este mundo. Fue lo que nuestro Señor quería para aquellos tiempos que conociéramos, pero él sabía que no iban a poder entender la mayoría de la humanidad, aunque hoy sigue siendo también difícil para los habitantes terrenales entender.

El camino sigue siendo estrecho porque serán pocos los escogidos. Esta vez los que no sean escogidos para la nueva tierra prometida, serán arrojados para algún lugar donde habrá llantos y dolores. Otra vez a otro mundo de expiación, porque los que no están sufriendo terrenalmente y no han logrado su despertar espiritual, tienen la misma obligación de superar su estado de conciencia, porque la felicidad del espíritu no es externa, sino interna.

¿Qué no es común y corriente?

Una de las cosas que no es común y corriente son las grandes nuevas. Las que no mencionó nuestro Señor para aquellos tiempos y los dejó para este tiempo de recogimiento. Comencemos con la primera: Que nosotros somos más que un cuerpo físico. Que somos espíritus encarnados, y por eso llevamos la vida eterna porque sí somos eternos. Nuestro señor siempre ha querido que despertemos nuestra conciencia para que supiéramos definir la verdadera vida, la vida de nuestro espíritu. Y así pudiéramos recuperar los conocimientos celestiales. Los conocimientos celestiales que es todo lo que pertenece a la vida del espíritu.

Recuperando esos conocimientos entonces podemos regresar a nuestra patria, o sea, al reino de los cielos. En el espacio cósmico es donde se encuentran los mandamientos para que el espíritu pueda regresar al reino celestial. "Los mandamientos celestiales para el espíritu, son parte de las grandes nuevas". Los mandamientos celestiales no tiene nada que ver con el hombre en la tierra, y por eso el hombre al final de su cuerpo físico se convierte en polvo. Los mandamientos celestiales no son leyes que corresponden al hombre, sino que rigen al espíritu, y por lo tanto el espíritu por obligación tiene que conocerlos y practicarlos. Una vez conocidos éstos, entonces se eleva el espíritu a su vida cósmica porque su "conciencia" a despertado.

Que sean todos bendecidos, seguiré orando.

Amén.